ENTREVISTA A BRUNO AMARAL DE CARVALHO Y CARMEN PAREJO: “REVOLUCIÓN DE LOS CLAVELES”. Martín Martinelli y Gustavo Keegan.

Entrevista a Bruno Amaral de Carvalho y Carmen Parejo por Martín Martinelli y Gustavo Keegan.

26 de abril 2024.

Es una revolución que desde el primer momento tiene la adhesión inmediata de las masas populares. En Lisboa y en Oporto fue masivo. De hecho, hay un comunicado de las fuerzas armadas que pide a la población que se quede en sus casas, pero lo que pasó fue lo contrario porque la gente salió a la calle, llenando las plazas al lado de los tanques para ver y escuchar lo que pasaba.


Bruno Amaral de Carvalho y Carmen Parejo. Entrevistan Martín Martinelli, Gustavo Keegan; “Revolución de los Claveles” en Ciclos de conferencias rumbo al I Congreso Internacional de Geografía Política, Observatorio Geohistórico, Universidad Nacional de Luján, 23 de abril de 2024.

Colaboración: Alan Rebottaro. Transcripción: Valentina Taberna.


Bruno Carvalho: La disputa de la memoria, hoy más que nunca, es una batalla que se da en todas las plataformas. Podríamos decir que ahora mismo está sucediendo en diferentes partes del mundo un resurgimiento del fascismo y de la extrema derecha. Por eso hay que hablar de la memoria, del presente, para entender mejor el camino a elegir en el futuro.

Empezaré por decir que la revolución portuguesa terminó con 48 años de dictadura fascista. Fue la dictadura más larga de Europa habiendo comenzado en 1926 con un alzamiento militar. Hubo un período de la república portuguesa que fue muy tenso, como pasó en muchos países de Europa donde el fascismo aparece como respuesta de la oligarquía de entonces para aplastar a los movimientos obreros. Desde entonces, se impulsó el partido único en Portugal liderado por Antonio Salazar, una estructura sindical corporativa, una policía política, prensa censurada, prisión y tortura… Las características que todos ya conocemos de toda Europa.

A pesar de tener algunas diferencias, los regímenes fascistas coinciden en algunos puntos. Para dar una idea, en Portugal el papel de la Iglesia católica fue fundamental además del rol geopolítico que este país asumió por poseer un imperio colonial, todavía: Angola, Mozambique, Cabo Verde, así como también en India sostenía algunos enclaves, incluso en Macao. En otros términos, se trató de una dictadura terrorista de los monopolios y de los terratenientes aliados del imperialismo; es decir, la estructura económica estaba conectada con el poder político.

La resistencia que hubo al fascismo, sobre todo hasta final de los años ‘30, estaba arraigada a aquello que había sido parte de los movimientos más fuertes en la Primera República y, en este caso, era el anarco-sindicalismo y la principal central sindical era la CGT, Confederación General de Trabajadores. Entonces, los comunistas en Portugal, al contrario de buena parte de Europa que son resultado de disidencias dentro del socialismo, salieron de una disidencia del anarco-sindicalismo. Es justamente este sector el que, a partir de los años ‘40 cuando ya toda la oposición es silenciada y aplastada, por veinte años fue el único referente de la resistencia. A partir de los ‘60 aparecen otros partidos y movimientos que coincide con la guerra colonial en el marco de los movimientos de liberación nacional en Angola, Mozambique, Nueva Guinea donde empezaron una insurrección que generó una respuesta brutal por parte de Portugal que envió miles de tropas para aplastar esas rebeliones.

Al mismo tiempo, dentro de Portugal aparecieron resistencias provenientes de partidos maoístas, del Partido Comunista y otras agrupaciones donde vemos resistencia armada como respuesta a la dictadura, también. Esto, de todos modos, tiene antecedentes porque habían sido frustrados varios intentos de elecciones presidenciales. Cuando termina la Segunda Guerra Mundial, Portugal hace algún tipo de apertura hacia el mundo para dar la imagen de que se estaba democratizando y decían que iban a celebrar elecciones libres como en Inglaterra, pero lo que pasó fue todo lo contrario. En los años ‘60, entonces, se observa una contracorriente a todas las tendencias que en algún momento creyeron que era posible crear un movimiento que derribara a la dictadura a través de elecciones. Muchas de estas organizaciones empezaron el camino de la lucha armada, incluso el Partido Comunista que resulta excepcional en el plano europeo.

Cuando empiezan las guerras de liberación en África, éstas cuentan con el apoyo directo de otras potencias como la Unión Soviética que ayudaron a los movimientos de Angola, Mozambique y Guinea. La forma de guerrilla más exitosa fue, justamente, en Guinea donde murieron miles de soldados portugueses y donde Amílcar Cabral, liderando este movimiento, consiguió proclamar la independencia en 1973.

En los últimos años se está revisando el debate de dónde nace la Revolución Portuguesa. Se observan más a las comunidades africanas asentadas en Portugal y a todos los países que lograron su independencia. Centraron el debate en la cuestión de que la Revolución Portuguesa nace en África en el sentido de la contradicción, de la que hablaba Lenin, de que un pueblo que oprime a otro pueblo no puede ser libre. Hay un conjunto de estas contradicciones en los años ‘70 entre las fuerzas armadas portuguesas porque había descontento popular, de las familias que no querían que sus hijos fueran a combatir a una guerra injusta en otro continente Esta contextualización no es extraña porque conocemos que varias revoluciones comenzaron en guerras y, en este sentido, vuelvo a referirme al Partido Comunista porque fue el que más contribuyó a todo este proceso de liberación en Portugal.

Había un debate dentro de la izquierda en los años ‘60 sobre qué hacer con los jóvenes que no querían ir a combatir. Una parte llamaba a los hombres a desertar, escapar del país y no participar en esa guerra pero el Partido Comunista llamaba a ir a la guerra y hacer propaganda contra ella. En la década siguiente se ven mutaciones dentro de las fuerzas armadas con movimientos de oficiales y de capas medias; no de generales ni de mariscales. Es este movimiento y contradicciones que va a dar forma a conspiraciones para cambiar la situación. Hubo casos de personas que no querían el fin del colonialismo sino una nueva relación con las colonias portuguesas.

En marzo de 1974 hubo un alzamiento militar que es rápidamente derrotado y meten presos a muchos soldados. Crece el descontento dentro del ejército portugués, pero ya se sabía que en abril o mayo debería haber un movimiento fuerte para derrocar a la dictadura. El 24 de abril se escucha en la radio una primera señal, una canción, de que las cosas iban bien para proseguir con las sustracciones militares. A la medianoche se da la señal principal con otra canción, que hoy es el ícono de la revolución, “Grandola, Vila Morena”, y las fuerzas militares sublevadas deciden empezar las operaciones.

Hace unas semanas entrevisté al comandante de las operaciones en Oporto, la segunda ciudad más importante del país. Me hablaba de cómo fue la operación militar y me comentó que fue muy fácil convencer a los militares y muchachos que estaban en el regimiento de comando. Él mismo fue encargado en Estados Unidos, pero fue en Angola que lo captaron para el movimiento clandestino donde cumplió el rol de correo entre Angola y Portugal. Al llegar a este último queda al frente de las operaciones para llegar a Oporto.

Es una revolución que desde el primer momento tiene la adhesión inmediata de las masas populares. En Lisboa y en Oporto fue masivo. De hecho, hay un comunicado de las fuerzas armadas que pide a la población que se quede en sus casas, pero lo que pasó fue lo contrario porque la gente salió a la calle, llenando las plazas al lado de los tanques para ver y escuchar lo que pasaba. Hubo algunos muertos ese día, gente que intentó protestar delante de la policía fascista. Sin embargo, ese día los principales dirigentes de la dictadura se entregan a los militares con muy poca resistencia e incluso, sin la intención de reprimir dándole el triunfo a la revolución.

El 26 de abril se liberan las cárceles de presos políticos y empieza una revolución llena de contradicciones porque estamos hablando de militares que, desde un primer momento, quieren democratizar el país y descolonizar territorios pero la figura central de la Junta de Salvación Nacional era un hombre que, además de tener dudas de la independencia de las colonias, dudaba de si había que acabar con la policía fascista y fue la fuerza de los militares de izquierdas quienes le impusieron el fin de esas estructuras fascistas y el proceso de descolonización. Esto lo digo porque luego este presidente, que dimitió, huyó a España después de un intento de golpe el 11 de marzo de 1975 y fundó una organización terrorista de extrema derecha que ponía bombas atentando contra figuras clave y sedes de la izquierda portuguesa.

Desde el primer momento, Franco desde España estuvo implicado en el intento de hacer la contrarrevolución, pero en Portugal la marcha ya era imparable porque la gente quería cambios sociales profundos. El socialismo tenía un prestigio tremendo y todos los partidos restantes decían que eran socialistas. Los partidos que gobiernan Portugal desde 1975 decían que defendían las nacionalizaciones, la reforma agraria, etc. sino no había forma de conseguir el apoyo popular, aunque al mismo tiempo eran financiados y apoyados por Estados Unidos. El discurso había que sostenerlo para convencer a la gente de que el camino era el defendido por ellos.

El 11 de marzo hubo un intento de golpe que yo comparo con el intento de golpe contra Chávez en 2002 porque la respuesta al golpe fue la aceleración del proceso revolucionario. A partir de ese momento se lleva adelante la nacionalización de los bancos, de la prensa, de las grandes industrias metalúrgicas, de unidades productivas y la reforma agraria en los campos del sur del país donde los trabajadores del campo se organizaron en unidades de producción. Se trata de un proceso que algunos consideran como el más profundo de Europa Occidental desde la Comuna de París. No es una revolución socialista en el sentido de que no construye al socialismo, pero se puede decir que es anti- monopolista porque ataca a los grandes monopolios y conquista derechos fundamentales sobre todo para los trabajadores y las mujeres; capas sociales despreciadas y oprimidas.

Esta revolución fue truncada el 25 de noviembre de 1975 con un golpe militar patrocinado por la derecha donde estaba el Partido Socialista. La izquierda militar perdió el poder dentro de lo que era el movimiento de las fuerzas armadas por lo que se da un proceso de persecución, prisiones, expulsiones del ejército de aquellos que comulgaban con la izquierda para cambiar el modelo de país más ajustado a la Europa Occidental de aquellos años.

La Constitución portuguesa promulgada el 25 de abril de 1976 habla de socialismo, pese a la derrota en noviembre pasado, y del derecho a la insurrección de los pueblos ante cualquier tipo de opresión. A pesar de que la derecha aplastó el proceso revolucionario, fue forzada a aprobar unas leyes progresistas y avanzadas para el contexto europeo. De todos modos, hoy es sólo papel porque nadie lo cumple y no se apoya la realidad en ese proceso revolucionario intenso que contó con la participación de los militares, del pueblo, de los sindicatos, de los movimientos sociales.

Esta revolución es fundamental en nuestra historia y todavía está muy viva en nuestra memoria: en la memoria de las que la quieren y en la memoria de los que no la quieren. Ahora mismo, nuestro Parlamento tiene 50 diputados de extrema derecha con una representatividad que puede replicarse en mucha tensión en las manifestaciones porque los fascistas quieren provocar.

Gustavo Keegan: Dejamos claro que las revoluciones y movimientos fueron intensos, pero no se prolongan en los tiempos medios.

Carmen Parejo Rendón: Estamos hablando de temas muy importantes para el contexto en el que vivimos. Estamos volviendo sobre momentos de la historia que no tendríamos que volver.

El otro día veía un documental sobre las fosas comunes de la dictadura franquista, el Estado español es el segundo país del mundo con mayor número de desaparecidos políticos y se estima que en las fosas hay unas 150 mil personas a las cuales muchas de ellas no se van a poder abrir porque se ha construido encima. Es lo que ocurre con la Historia y se plantea que la memoria es, para muchos, una sustituta de la Historia cuando la Historia es secuestrada y escrita por los vencedores. Hay que hacer ese trabajo de memoria sobre lo que nos construyeron encima que nos impide ver a los mejores hijos e hijas.

La Revolución de los Claveles tiene un elemento muy curioso: dentro de España tuvo mucho foco mediático a pesar de que seguía el franquismo y mucha gente viajó a Portugal a conocer lo que estaba ocurriendo, pero también eso generó muchos debates. Por eso quisiera empezar citando la situación previa.

España y Portugal son Estados fronterizos que están dentro de la Península Ibérica y que estuvieron sometidos a regímenes dictatoriales que tienen elementos en común como es la influencia fascista pero también el dominio que hace el gran capital. El franquismo se construye de una mezcla entre grupos fascistas, grupos reaccionarios tradicionalistas, grupos católicos y el gran capital que es el que pone el dinero. Es importante entender que estas dictaduras sobreviven al tan celebrado fin del fascismo en Europa al final de la Segunda Guerra Mundial y para comprender eso hay que entender cómo Estados Unidos cambia su objetivo a nivel geopolítico en ese contexto: ya no es el fascismo sino el comunismo por lo que estos regímenes eran funcionales a los intereses que el bando capitalista tenía dentro de la Guerra Fría.

Estos elementos son clave para entender por qué se mantiene y reciben apoyo. Portugal entra en la OTAN desde el principio y España desde 1953, con los Acuerdos de Madrid, arrancó una alianza con Estados Unidos a través del cual se crean cuatro bases en territorio español y se concede un crédito de bancos estadounidenses al Estado, deuda que explica la relación de España con Estados Unidos cuyo objetivo era conseguir que el régimen de Franco fuera reconocido internacionalmente y pueda entrar a Naciones Unidas. Hay que destacar dos países que nunca reconocieron al franquismo: México y la Unión Soviética. Así Franco se convierte en el “centinela de Occidente”, factor clave del mundo libre contra el comunismo.

Cuando ocurre la Revolución portuguesa hay que tener en cuenta que el régimen franquista ya no estaba en la misma fase que estaba inicialmente. Durante la dictadura se producen procesos de acumulación de capitales favorecidos por una corrupción interna sin precedentes, el uso de presos políticos como mano de obra esclava para construcción de infraestructura y para el enriquecimiento de diferentes sectores privados. Estos siguen siendo grupos de poder y principal fuerza económica de España. Entonces, hay que entender que todos estos grupos para el año 1974 ya han tenido una gran acumulación de capitales y tienen necesidad de exportar esos capitales que lleva a que se plantee un debate interno en el franquismo sobre la necesidad de actualizar ese régimen que ya no les estaba siendo funcional.

En ese contexto se produce la revolución de los claves y esto genera rechazo y temor dentro de las fuerzas más reaccionarias del búnker franquista que empieza a proponer que todos los elementos de aperturismo que se estaban desarrollando podían generar, en circunstancias parecidas a las de Portugal, una reproducción de ese acontecimiento en España. Sin embargo, también fue usado por estos sectores oligárquicos capitalistas para proponer una alternativa, una transición que evite que la vanguardia de ese cambio político la lideren, como ocurrió en Portugal, los sectores vinculados con la izquierda.

Hay que destacar que el Partido Comunista de España también había sido la vanguardia de la lucha contra la dictadura y cumple un papel clave en este momento, pero al revés que en Portugal y eso tiene que ver con que el Partido Comunista se legalizó mucho antes que la mayoría de los partidos, incluso los de derecha, y de la propia proclamación de la Constitución. Es decir, el comunismo tuvo legalidad durante el franquismo con una intención de articular una transición de otro modelo.

Bruno mencionó la cuestión colonial y sobre eso quiero agregar que en 1961 Naciones Unidas sacó la resolución 1514 que era sobre las descolonizaciones mundiales. En el contexto de la Guerra Fría, la descolonización era defendida por los dos hegemones: el socialista por sus principios de internacionalismo proletario, el principio de autodeterminación de los pueblos y, por otra parte, Estados Unidos también tiene un interés inicial en apoyar esos procesos para mermar la capacidad de sus adversarios dentro del capitalismo que eran las potencias europeas que aún mantenían colonias. Es un escenario que favorece, además, el desarrollo de diferentes organismos que centran el Tercer Mundo como sujetos políticos, desde el Movimiento de Países no Alineados hasta la Tricontinental, aprovechando esas circunstancias de pugna que daba la Guerra Fría y facilitaba la situación de sus luchas.

En el contexto de la descolonización se producen dos tipos: las que son revolucionarias como los casos que mencionó Bruno y creo que en el norte de África se destaca Argelia como revolución anticolonial y observamos descolonizaciones pactadas que consolidaron el régimen neocolonial que vemos cuestionado hoy como ocurre, por ejemplo, en el Sahel que se está plantando cómo esos acuerdos favorecieron a que muchos de esos países, aunque fueran formalmente independientes, no lo son en la realidad.

En el caso de la transición española ocurre similar a Portugal. El caso portugués sirvió para articular una transición que fuera como ese proceso de descolonización pactada: que mantuviera la estructura del Estado y que impidiera que los sectores más revolucionarios y avanzados puedan convertirse en la vanguardia de esos procesos. Este fenómeno es el que después se va a imponer en Chile y Argentina porque ya se tiene esa experiencia. Por eso, el proceso de Portugal les sirvió a muchos para tomar nota y saber cómo evitar que esto se reproduzca en otros escenarios y en el caso español eso es claro pues incluso la Constitución tiene como base jurídica es la última ley fundamental del régimen franquista y allí se ve la falsa transición y el continuismo. España nunca cuestionó esa continuidad, como lo hizo Chile. A diferencia de Portugal, cuya Constitución menciona al socialismo, en España la ley base plantea la defensa del libre mercado y la propiedad privada.

Sin embargo, hay que destacar que hubo otras repercusiones de la revolución portuguesa en España porque implicó esperanza para muchas personas que pensaron que ese fenómeno podría ser de contagio, pero también hubo ese aprovechamiento por los sectores del gran capital, no necesariamente fascistas, para articular una transición a su medida y que cambie algo para que nada cambie a partir de la muerte del dictador Franco.

Las repercusiones de lo que quedaba a nivel colonial se observan en el Sahara Ocidental que fue de las principales víctimas de la maniobra transicional. España era la potencia administradora del Sahara desde la invasión y cuando se encontraron determinados recursos naturales como el fosfato, España empieza a tomarse más en serio ese dominio al punto de que lo convierte en provincia, que no es aceptado por Naciones Unidas e insisten en la descolonización. Finalmente, nunca sucedió ese proceso y España hace acuerdos ilegales con Marruecos.

En este punto, la cuestión de la descolonización se une al porqué del reconocimiento de Franco. Según desclasificados que hizo la CIA, en este momento de transición hubo muchas dudas sobre lo que iba a pasar después con la monarquía porque antes de la guerra España era una república y no había sentimiento monárquico mayoritario, pero resultaba de interés mantener a quien Franco había señalado como heredero: Juan Carlos, el rey. Esto fue lo que estuvo detrás de los sucesos del Sahara y de la transición en España en una intervención clara de Estados Unidos a cambio de que el Sahara Occidental pasara a manos de Marruecos controlado por los intereses estadounidenses y franceses.

Desgraciadamente, lo que vemos en ambos casos es cómo la geopolítica intervino para impedir un desarrollo social y político transformador que acabe con las dictaduras que la propia geopolítica mantuvo porque le era funcional en gran parte del siglo XX. En ese sentido, lo que podemos plantear es que tenemos pendiente recuperar ese momento histórico para evitar que esa extrema derecha fascista cante victoria no sólo cada año en las elecciones sino más allá de ello. Es difícil combatir al fascismo que se recrea en momentos de crisis y más en países como España donde, en realidad, nunca desapareció.

Martín Martinelli: Este ejercicio de Historia y memoria nos lleva a ver que estas cuestiones geopolíticas continuaro  tras el fin de la Guerra Fría. En este contexto, nosotros estamos en una fuerte lucha contra la ultraderecha en Argentina y ahora mismo frente a algo que nos compete directamente: la defensa de las universidades públicas, gratuitas y laicas.

Quisiera indagar, que nos cuenten, ¿reconocen sus sociedades que habitan países que son o han sido potencias imperialistas y colonialistas?

Bruno Carvalho: cincuenta años después de la Revolución de los Claveles, la cuestión colonial sigue sin resolverse en Portugal. El nuevo auge de la extrema derecha no ayuda, pero es algo que viene de más atrás porque esos discursos sólo prosperan si hay gente reaccionaria.

Recuerdo que casi medio millón de personas portuguesas vinieron a Portugal después del proceso de descolonización y muchos de ellos estaban en contra de la decisión de dar la independencia a esas colonias. Imagínense que es un proceso muy difícil el que atravesaron porque nunca habían vivido en su país al haber nacido en las colonias. Con esto no justifico nada, sino que lo veo como una explicación del odio y las contradicciones, así como el resentimiento que naturalmente en el debate esto tiene un peso importante.

Todos los partidos tuvieron que aceptar la realidad que era el proceso de descolonización y más aún después de la declaración de la ONU. Entonces, hay un debate que no se dio y se creó la idea de que era una cuestión solucionada y en los últimos diez o quince años se puso el tema sobre la mesa porque hay comunidades muy grandes en Portugal, sobre todo de Cabo verde, Guinea y algunos de Angola y Mozambique que sufren racismo y xenofobia que yo lo analizo como un complejo de inferioridad de un país que fue imperio y que ahora se siente reducido añorando ese supuesto pasado glorioso que, como dice nuestro himno, salió al mar a descubrir.

Además de esto, hay todo un discurso que se asentaba en que Portugal era un colonizador no tan malo como los belgas o españoles. Se pone de relieve el proceso de mezcla entre portugueses y autóctonos como si fuera un factor de pacificación y aproximación humana a esos pueblos. En realidad, Portugal fue el principal impulsor del tráfico de esclavos entre África y América y, por lo tanto, tiene un papel de responsabilidad que todavía no reconoce. Podemos ver eso en los museos, en los monumentos nacionales, en la forma cómo se enseña sobre el pasado en las instituciones académicas. En la escuela secundaria enseñan que ese proceso de colonización fue descubrimiento y civilización. Necesitamos deconstruir esta historia y debatir qué hacemos con los monumentos coloniales: algunos creen que deberían derivarse; otros creen que deben ser acompañados por una contextualización para que el público lo entiende y, por último, la parte más reaccionaria que plantea que Portugal tuvo un rol importante en la civilización de esos pueblos y que desde la descolonización están peor y los recibimos como inmigrantes.

Esto tiene un correlato en las elecciones porque vemos que nuestro Parlamento ha pasado de tener doce diputados de extrema derecha a cincuenta. Entonces, necesitamos una educación que enseñe qué pasaba en esos lugares cuando Portugal era potencia colonial para que en el futuro no tengamos que discutir de nuevo lo mismo. La opresión de un ser humano por otro ser humano no puede seguir siendo legitimidad como se hace porque produce una generación que luego va a relativizar cualquier explotación imperialista como, por ejemplo, lo que pasa en Palestina. El eurocentrismo es muy fuerte y es una de las políticas centrales de la Unión Europea porque España y Portugal, como países periféricos pero integrados en la Unión, sostienen el imperialismo, la dominación económica, social y cultural mientras mira al resto del mundo como una selva salvaje.

Carmen Parejo Rendón: Los reinos ibéricos, Portugal y Castilla, se echaron al mar porque al tener el contacto con el Mediterráneo y norte de África adquirieron conocimientos técnicos navales que los convirtieron en potencia. La salida resultaba ser la búsqueda de nuevas vías comerciales hacia las Indias hacia donde estaba bloqueado el otro camino por el recién creado Imperio Otomano.

El problema es la propaganda en la construcción nacional que genera problemáticas. En el contexto español, las revoluciones liberales fracasaron una tras otras y fueron aniquiladas por lo que la única manera que les quedó para interpretar una identidad nacional fue la de reivindicar ese imperio perdido y la invasión de la Península Ibérica en la lucha contra el Al Ándalus. Así, la españolidad se basa en unos principios reaccionarios que son el catolicismo político, la unidad lingüística y monárquica.

Esto repercute hoy en cómo se vive la cuestión colonial y es cierto que estos debates se generan más en América Latina que en África, porque en este último, la penetración fue menor, tanto en tiempo como en extensión. En ese sentido, se mantiene y está muy en auge la islamofobia y el planteo de la guerra de las civilizaciones que Bush fomentó y sirve para deshumanizar pueblos como el palestino. Eso se mantiene en relación con la cuestión de Marruecos que geopolíticamente hablando está en frente pero también es un rival, aunque ambos están subordinados a algo más grande. Es decir, los conflictos con esos espacios existen, pero se utilizan de forma macabra para aumentar la xenofobia y el racismo fundamentalmente con los magrebíes y subsaharianos.

La identidad nacional también tiene que ver con la dictadura y las ideas en las que se basó: patria, lengua, religión. Estas bases pretenden, al mismo tiempo, hacer superar problemas internos de los distintos pueblos del Estado español, que es plurinacional, que también genera conflictos porque hay una negación y una visión idealista de la nación donde se reivindica una España nacida de la invasión de los reinos cristianos sobre el resto en los que se basa, a su vez, el gran imperio.

Hace poco leí que, a nivel genético, la mayor parte de los mestizos en América Latina portan gen europeo a partir del padre. Es decir, es bastante probable que estas supuestas historias de amor no fueron de amor, sino que fueran relaciones forzadas. Eso no quiere decir que las conductas racistas que emanan de esas desigualdades, que están presentes en América Latina o en Estados Unidos, sean responsabilidad exclusivamente de la colonia porque después de las independencias eso no ha cambiado. Aun así, tampoco hace falta pintar una leyenda rosa como sucede en Europa que no es más que negar. El análisis tiene que despojarse de las nociones de pueblos buenos y pueblos malos.

Gracias a la colaboración de Martín Martinelli para Observatorio de Trabajador@s en Lucha.


Entrevistados

*Bruno Amaral de Carvalho es periodista. Fue becario en la agencia portuguesa de notícias Lusa y ha trabajado para medios como CNN Portugal, Contacto (Luxemburgo), EiTB y Gara (País Vasco), Nòs Diário (Galicia) y MegaTV (Grécia). Colaboró con Diagonal (Espanha), Info7 (País Basco), Brasil de Fato (Brasil) y Telesur (América Latina).

*Carmen Parejo Rendón, sevillana. Junto a su formación académica, estudios de Filología Hispánica, desarrolla proyectos de gestión cultural, ligado a la poesía y a la literatura en general, publica en su blog personal y colabora puntualmente en revistas digitales o impresas. Ha sido coordinadora del ciclo «Nuevas Miradas Ultramarinas» y moderadora de la presentación de la «Nueva poesía sevillana» en las Tertulias de la Taberna Ánima en Sevilla (2013). Ha colaborado en la revista Wego con una sección fija «Bajo el Albero. La Sevilla underground» y en reseñas literarias y culturales. En la actualidad, dirige y organiza trabajos de dramatización teatral con jóvenes en varios centros docentes en Madrid.

Entrevistadores

*Martín Martinelli, Argentina, 1982. Historiador y Doctor en Ciencias Sociales (UNLu). Coordinador del Grupo Especial Revista Al-Zeytun/CLACSO “Palestina y América Latina” (2019-2022), Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (UBA). Miembro de la Comisión Directiva del OGH (UNLu). Autor del libro Palestina (e Israel). Entre intifadas, revoluciones y resistencias (EDUNLu, 2022). Compilador de: “Medio Oriente y la cuestión palestina”, “Palestina, Medio Oriente y Nuestra América”, “Irak, Medio Oriente y el mundo árabe a 20 años de la invasión liderada por los EEUU”, “Revoluciones, movimientos sociales y conflictividad política (siglos XX y XXI)”, “Un mundo bajo nuevas coordenadas”. Dirige el PICT “La geopolítica euroasiática frente al imperialismo”.

*Gustavo Keegan (Argentina, 1972). Geógrafo, Técnico en Información Ambiental. Investigador y profesor en UNLu. Integrante del INIGEO y el OGH (UNLu). Miembro del Centro Humboldt (Internacional). Coordinador adjunto del “Portal Coordenadas”. Proyecto de Investigación: “La nueva geografía del capitalismo. La geopolítica euroasiática frente al imperialismo”. Es profesor de Geografía, Geografía Política, Epistemología de la Geografía, Historia social y económica de América, Investigación en didáctica de las ciencias sociales y en los seminarios: Historia ambiental, La cuestión China, Nacionalismo e imperialismo en Medio Oriente.

Deja un comentario